Título original: Driving Miss Daisy
Año: 1989
País: EE.UU.
Duración: 94 min.
Fecha de estreno en España: 16 de marzo de 1990
Director: Bruce Beresford
Guión: Alfred Uhry, según su propia obra teatral del mismo título
Música: Hans Zimmer
Montaje: Mark Warner
Fotografía: Peter James
Productores: Richard D. Zanuck y Lili Fini Zanuck
Compañía: Warner Bros./Zanuck Company
Interpretes: Morgan Freeman, Jessica Tandy, Dan Aykroyd, Patti Lupone, Esther Rolle et al.
Ganadora de 4 Oscar: película, guión adaptado, actriz, maquillaje
Tras
sufrir un accidente de coche sin graves consecuencias, el hijo de
Daisy Werthan, una adinerada anciana del sur de EE.UU., decide
contratar los servicios de un chófer. Pese a que Hok es un excelente
trabajador, el hecho de que sea de raza negra hace que exista una
tensa relación entre él y la señora Daisy. Sin embargo, con el
paso del tiempo, lograrán entenderse, llegando a nacer entre ellos
una profunda amistad.
Después del triunfo de "Rain Man", los años 80 se despedían con
otra película de corte intimista, también más centrada en los
sentimientos de los personajes que en hacer alarde de destrezas
cinematográficas. En este caso le tocó el turno a "Paseando a
Miss Daisy", una tierna cinta sobre la amistad, la tolerancia y
la vejez.
La
película, como digo, no hace gala de demasiadas florituras técnicas,
estando todo su interés en la historia, la cual gira en torno a tres
personajes: Miss Daisy, fenomenalmente interpretada por Jessica Tandy
-la actriz más anciana hasta la fecha en ganar un Oscar-; Hok,
encarnado por un primerizo Morgan Freeman (AKA el actor al que todos
querríamos tener como padre); y Boolie, el hijo de miss Daisy, que
no es otro que el gran Dan Aykroyd, habitual en la mayoría de los
blockbusters ochenteros y protagonista de esa obra maestra del cine
friki titulada "Los caraconos". Los tres están estupendos, aunque
destacan especialmente los dos primeros, que rebosan química y
carisma por los cuatro costados: Tandy y Freeman son el pilar de la
película, y sin ellos "Paseando a miss Daisy" sería algo
completamente distinto.
A
parte de las interpretaciones, en "Paseando a miss Daisy" hay que
destacar también otros aspectos, como el estupendo maquillaje o la fabulosa
música de un -por entonces- desconocido Hans Zimmer, que se estaba
ganando a pulso la popularidad de la que goza hoy en día. A sus detractores (aquellos que afirman que todos sus temas son
iguales) les pido escuchen las bandas sonoras de "Madagascar", "El
rey león" o incluso la de esta película,
a ver si se parecen a las de "Gladiator", "El caballero
oscuro" o "Piratas del caribe".
Sin
embargo, no todo es bueno, bonito y barato en "Paseando a miss
Daisy": al filme se le puede achacar un defecto, y ese es su
precipitado final. O, mejor dicho, su no final, pues la película
termina de forma extraña -al menos para el que esto
escribe- y te deja con un sabor de boca un tanto amargo, como con la
sensación de que falta algo, de que aún quedan cosas por contar...
¿o quizá se nos quiere dar a entender precisamente eso: que la
historia de Hok y Daisy no terminará nunca? En cualquier caso, eso
no quita para que la cinta de Bruce Beresford no sea un trabajo redondo.
En
resumen, "Paseando a Miss Daisy" es una película preciosa,
con una historia muy bonita, un mensaje muy importante pero una
técnica que, aunque sí es cierto que es más elaborada que la de Barry Levinson en "Rain Man",
tampoco es que sea para tirar cohetes. Una preciosa
historia para una buena película.
by Chuparrocas
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