Año: 1999
País: EE.UU.
Duración: 116
min.
Fecha
de estreno en España: 28
de enero del 2000
Director: Sam
Mendes
Guión: Alan
Ball
Música: Thomas
Newman
Montaje: Tariq
Anwar y Christopher Greenbury
Fotografía: Conrad
L. Hall
Productores: Bruce
Cohen y Dan Jinks
Compañía: Dreamworks
Intérpretes: Kevin
Spacey, Annette Bening, Thora Birch, Allison Janney, Peter Gallagher,
Mena Suvari, Wes Bentley, Chris Cooper et al.
Ganadora
de 5 Oscar: película, director, guión, actor, fotografía
Lester
Burnham lleva una doble vida. De puertas hacia afuera es un
trabajador normal y un padre de familia corriente, con una hermosa
mujer que le quiere y una hija con los típicos problemas de la
adolescencia. Pero de puertas hacia dentro es un fracasado: en su
trabajo, sus jefes lo manipulan; y en su casa, su mujer no le
satisface y su hija lo odia. Por eso, el día en que conoce a Angela,
una atractiva lolita amiga de su hija, Lester decide darle un cambio
radical a su vida y dedicarse a hacer lo que le dé la gana, sin que
nada ni nadie le someta.
Lo
habitual es que la primera vez que alguien realiza algo no lo haga
del todo bien, ya que le falta experiencia. En el cine eso puede ser
un problema, pues de ser así, todos creerán que eres uno del montón
y nadie confiará en ti. Lo curioso es que muchos
de los directores debutantes en los últimos años han hecho
películas realmente impresionantes.
No está lejos el ejemplo del sudafricano Neill Blomkamp, cuya ópera
prima "District 9" logró colarse entre las 10 nominadas al
Oscar a la mejor película del año 2009. Justamente diez años
antes, otro director no americano también asombró al mundo con su
primera película: "American Beauty", un
filme que supone un tiro en la nuca al estado de bienestar.
Es
paradójico que haya sido un inglés el que mejor ha sabido
diseccionar los entresijos del american way of life.
Y es curioso también que un director con la elegancia y el gran
estilo visual de Sam Mendes venga del mundo del teatro, donde las
cámaras no intervienen para nada. Por eso sorprende que consiga
realizar una película con tan exquisito gusto como "American
Beauty", y más siendo primerizo con las cámaras, tras las
que se desenvuelve de forma espléndida. Lo que no sorprende en
absoluto es la manera en la que controla a los actores (lógico, por
otra parte, habiéndose formado en los escenarios), que en este caso
son la salsa de la película.
"American
Beauty" es una de esas cintas que los expertos llaman “coral”,
en donde el
peso de los actores, tanto de los principales como de los
secundarios, es muy importante.
Y es que, a pesar de que el protagonista es Lester (un
inconmensurable Kevin Spacey, merecedor del Óscar al mejor actor
principal), y su esposa (magnífica Annette Bening) y su hija (la
también debutante Thora Birtch, que tuvo que obtener el permiso
paterno para poder participar en la película, pues era menor de
edad) podrían considerarse los segundos protagonistas, el
resto de caracteres tienen la misma o parecida importancia que ellos.
Así, el personaje de Ricky, recreado por un genial West Bentley, es
un elemento crucial en la trama, pues gracias a él se desencadena el
desenlace de la historia. Y lo mismo ocurre con Frank, el padre de
este (interpretado por un soberbio y enigmático Chris Cooper). O
Angela, la amiga de la hija de Lester (una sensual Mena Suvari) que
es la causa fundamental que provoca que Lester tome la decisión de
cambiar radicalmente de vida. Todos tienen su impronta, sin poder
decir que uno de ellos queda por encima del otro. Y esto es porque
todos poseen una peculiaridad: llevan
una doble vida,
es decir, son de una forma pero aparentan ser de otra.
Y
es que de eso precisamente habla "American Beauty": de
las apariencias, de los “trajes” que la gente se pone día a día
para parecer algo que no es, de
lo que Larra supo ver hace ya más de un siglo: “En la vida
todo es máscaras, todo el año es carnaval”. Por eso, Alan Ball, a
través de un guion magistral en todos los aspectos (tanto en los
diálogos, como en la historia y la construcción de los personajes)
no duda en desnudarles y exhibir sus vergüenzas a la vista de
todos, poniendo
en evidencia la hipocresía característica de las sociedades del
siglo XXI.
Además, en “American Beauty” se nos desvela desde el inicio el
desenlace del filme, en un juego de ingenio altamente sugerente: lo
primero que escuchamos nada más empezar la película es la voz
en off del
protagonista diciéndonos que está muerto, de manera que, en sus
minutos finales, la
película deja de ser una comedia para convertirse en una historia de
Agatha Christie,
con pistas falsas y sorpresa final incluidas.
Pero
ahí no queda la cosa, pues "American Beauty" es,
además, una cinta llena de símbolos y metáforas. Paso
solo a destacar unos cuantos: la belleza está representada con
pétalos de rosa, en concreto de una rosa típica de los EE.UU., de
la que la película toma su título; Lester, Rick y Jane son los
únicos personajes que aparecen desnudos en algún
momento, simbolizando de esta manera que por fin se han
librado de sus “vestiduras” (de hecho, el momento justo
en el que Lester cambia es cuando está en el garaje haciendo pesas
en pelota picada); Carolyn, la mujer de Lester, aparece semidesnuda
(la escena de la cama con su amante), mostrando así que su
transformación se ha llevado a cabo aunque no del todo.
Y
así un montón de incógnitas más que os dejo que descubráis por
vosotros mismos, pues "American Beauty" es una
película llena de sorpresas, impresionante, atrevida,
mordaz, políticamente incorrecta y no sé cuantas cosas más.
Con ella, Mendes se convirtió, de la noche a la mañana, en uno de
los principales directores de cine del siglo XXI: ganó el Oscar con
su primera película, su siguiente trabajo fue una maravilla ¡y
encima está casado con a Kate Winslet! Los hay con suerte.
by
Chuparrocas
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