Título original: My fair lady
Año: 1964
País: EE.UU.
Duración: 163 min.
Fecha de estreno en España: 23 de diciembre de 1964
Director: George Cukor
Guion: Alan Jay Lerner, según el libro "Pigmalión" de Bernard Shaw
Música: Frederick Loewe
Montaje: William Ziegler
Fotografía: Harry Stradling
Productor/es: Jack L. Warner
Compañía: Warner Bros. Pictures
Intérpretes: Audrey Hepburn, Rex Harrison, Stanley Holloway, Wilfrid Hyde-White, Gladys Cooper, Jeremy Brett, Theodore Bikel et al.
Ganadora de 8 Oscar: película, director, actor, fotografía, música, diseño de vestuario, dirección artística.
En 1956 se estrenó en los escenarios de Broadway "My Fair Lady", una obra de teatro basada en la "Pigmalión" de Bernard Shaw. La producción, con Rex Harrison y Julie Andrews en los papeles principales, fue durante décadas la obra de teatro musical más representada del mundo. Tal éxito no fue ajeno a la astuta mentalidad de los productores de Hollywood, quienes vieron en él un filón. Por eso, en 1964, decidieron estrenar la adaptación cinematográfica de "My Fair Lady". Pero se toparon con un pequeño problema: ese mismo año Disney llevó a las salas otra película musical -también desarrollada en Londres- que fue un rotundo éxito de crítica y público: "Mary Poppins". Comenzó así un extraño vínculo que unirá desde el comienzo, y de forma inexorable, a ambas cintas.
Y
es que "My
fair lady" cuenta con un estilo visual, tanto en decorados como
en fotografía, muy similar al de "Mary Poppins". Incluso
la forma de vestir de Eliza al principio de la película se parece
demasiado a la de la niñera mágica. También se puede decir que
ambas duran aproximadamente lo mismo: 170 minutos. Sin embargo, el
parecido se queda ahí, pues el número de canciones inolvidables de la cinta de Cukor no solo es muy inferior al de la producción
de Disney, sino que además carece de su ingenio y originalidad: a lo
largo de las casi 3 horas que dura "My Fair Lady" tan sólo encontramos tres
temas que merezcan la pena: los dos (divertidísimos) cantados por
Alfred Doolittle, el padre de Eliza; y el precioso Wouldn't it
be loverly?, interpretado por la propia Eliza (cuyo vídeo
tenéis más arriba), sin ninguna duda el mejor de toda la película
y posiblemente una de las canciones más hermosas jamás escritas
para un musical. El resto de números (salvo unas cuantas
excepciones) consisten en parlamentos del doctor Higgins a los que se
les ha añadido música de fondo. De manera que el mayor
atractivo de todo musical (es decir, sus canciones) casi brilla por su ausencia en "My Fair Lady", provocando que, en ocasiones, la
película se haga un tanto larga. De hecho, si no llega a ser por el
fascinante encanto de la Hepburn, sería casi
insoportable.
Ahora bien, no nos engañemos: "My fair lady" es muy buen filme, totalmente en las antípodas de bodrios como "La melodía de Broadway" o "Un americano en París". Para empezar, tiene una fotografía mucho más lograda que la de sus predecesoras (aunque no tan bella, todo hay que decirlo, como la de "West Side Story"). Y también, lógicamente, está mejor interpretado. A este respecto, y pese a que Harrison ganó el Oscar por su trabajo como doctor Higgins (a mi juicio, fruto de la inercia del Tony que logró por el papel de Broadway), es Stanley Holloway -que también trabajó en la obra de teatro- el que destaca sobre sus compañeros. Su personaje de Alfred Doolittle, un vagabundo encantado de vivir que está de vuelta de todo, es enormemente entrañable, y las dos canciones más divertidas de toda la cinta son obra de él.
Henry Higgins es un prestigioso profesor de fonética que vive en la Londres de principios de siglo XX. Una noche conoce a Eliza Doolittle, una indigente que se gana la vida vendiendo flores. Horrorizado por la jerga tan desagradable que utiliza la muchacha, Higgins se apuesta con un amigo a que es capaz de convertir a Eliza en toda una señorita de la alta sociedad tan solo enseñándole a hablar inglés correctamente en un plazo de seis meses.
En 1956 se estrenó en los escenarios de Broadway "My Fair Lady", una obra de teatro basada en la "Pigmalión" de Bernard Shaw. La producción, con Rex Harrison y Julie Andrews en los papeles principales, fue durante décadas la obra de teatro musical más representada del mundo. Tal éxito no fue ajeno a la astuta mentalidad de los productores de Hollywood, quienes vieron en él un filón. Por eso, en 1964, decidieron estrenar la adaptación cinematográfica de "My Fair Lady". Pero se toparon con un pequeño problema: ese mismo año Disney llevó a las salas otra película musical -también desarrollada en Londres- que fue un rotundo éxito de crítica y público: "Mary Poppins". Comenzó así un extraño vínculo que unirá desde el comienzo, y de forma inexorable, a ambas cintas.
Ahora bien, no nos engañemos: "My fair lady" es muy buen filme, totalmente en las antípodas de bodrios como "La melodía de Broadway" o "Un americano en París". Para empezar, tiene una fotografía mucho más lograda que la de sus predecesoras (aunque no tan bella, todo hay que decirlo, como la de "West Side Story"). Y también, lógicamente, está mejor interpretado. A este respecto, y pese a que Harrison ganó el Oscar por su trabajo como doctor Higgins (a mi juicio, fruto de la inercia del Tony que logró por el papel de Broadway), es Stanley Holloway -que también trabajó en la obra de teatro- el que destaca sobre sus compañeros. Su personaje de Alfred Doolittle, un vagabundo encantado de vivir que está de vuelta de todo, es enormemente entrañable, y las dos canciones más divertidas de toda la cinta son obra de él.
Sin
embargo, la auténtica protagonista de "My Fair Lady" es la celebérrima Audrey Hepburn, una de las actrices más bellas que ha
pisado la faz de la tierra y que en esta ocasión desarrolla un papel
delicioso. Además, su voz, pese a ser demasiado chillona, se adapta bastante bien al canto, como
podéis ver en el vídeo de arriba. Como anécdota, hay que decir que
la Hepburn fue elegida como protagonista de la película en
detrimento de la actriz que interpretó a Eliza en Broadway, una
desconocida Julie Andrews. Dio la casualidad, como supongo que
habréis descubierto, que esta última fue elegida como protagonista
de "Mary Poppins", papel con el que debutó en el cine y
que le lanzó a la fama (más relaciones entre ambas películas).
Curiosamente, ambas actrices fueron nominadas al Oscar por su
trabajo, con lo que el morbo de ver quién arrebataba el premio a
quién estaba servido. Finalmente, los Académicos de Hollywood optaron por una decision salomónica:
dieron el premio a Andrews por su papel de Mary Poppins e inflaron a
estatuillas a "My Fair Lady", para que así ninguna de las
dos actrices quedase por encima de la otra y ambas se marchasen
contentas a su casa.
Anécdotas aparte, y en forma de resumen: "My fair lady" es una gran película, con una estética recogida por muchos musicales posteriores, algunos temas antológicos (otros no tanto) y una duración demasiado larga para mi gusto pero que, sin embargo, no se hace aburrida en ningún momento. Una cinta muy recomendable y altamente disfrutable.
Anécdotas aparte, y en forma de resumen: "My fair lady" es una gran película, con una estética recogida por muchos musicales posteriores, algunos temas antológicos (otros no tanto) y una duración demasiado larga para mi gusto pero que, sin embargo, no se hace aburrida en ningún momento. Una cinta muy recomendable y altamente disfrutable.
P.D.:
Como advertencia, debo deciros que, a diferencia de otros musicales,
las canciones de la versión española de "My Fair Lady" han
sido (misteriosamente) dobladas al castellano, por lo que las partes en las que Rex
Harrison dice/canta/pseudorrecita frases estúpidas sin rima y con música de fondo provocan bastante vergüenza ajena. Por eso os recomiendo que la veais en V.O.S., así
no tendréis que andar cambiando el audio y los subtítulos del DVD cada dos
por tres.
by Chuparrocas
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