El programa 3 y el programa 4 de nuestra primera temporada estuvieron dedicados a H. P. Lovecraft, creador del género del terror cósmico uno de los escritores más importantes del siglo XX. Hablamos de su vida, de su obra y en el blog se dedicaron varias entradas a algunas de las muchas adaptaciones que el cine ha hecho de sus obras. Su influencia es tan grande que traspasa fronteras, y fue precisamente aquí, en España, donde hace algunos años se estrenó la dilogía "La herencia Valdemar", dos películas que no sólo rinden homenaje al autor estadounidense, sino a todo el mundo del misterio y de lo oculto.
"La herencia Valdemar", un comienzo ejemplar.
Todo empieza cuando Luisa Llorente, una trabajadora de la empresa inmobiliaria "Inmoverance", debe viajar a la mansión Valdemar, un antiguo caserón victoriano, para terminar el trabajo que un compañero suyo dejó a medias antes de desaparecer sin dejar pistas. Allí descubre el cadáver descuartizado de su compañero y un extraño ser que la persigue. Días después, sin noticias de Luisa, el director de "Inmoverance" decide enviar a un detective, Nicolás Tremel, a buscarla. Durante el trayecto en tren hacia la mansión, Nicolás es informado de la increíble historia de Lázaro Valdemar y su esposa Leonor, un feliz matrimonio que acabó arruinado por una maldición llegada del más allá.
Dirigida y escrita por José Luís Alemán y protagonizada por un reparto lleno de rostros populares del cine patrio, como Silvia Abascal, Rodolfo Sancho, Óscar Jaenada, Laia Marull o Paul Naschy en su último papel antes de morir, "La herencia Valdemar" (2010) es la primera parte de dos películas que fueron rodadas a la vez y divididas en dos partes. Por eso, esta primera entrega se centra en la presentación de los personajes y en desarrollar la fascinante historia del matrimonio Valdemar, dejando el desenlace para la segunda parte. Esto es importante, pues cualquiera que se enfrente a la cinta esperando ver una historia completa puede sentirse decepcionado o descolocado, aunque disfrutará muchísimo de ella.
Hay tres aspectos que destacan en la película. Uno es el reparto, que logra crear unos personajes la mar de carismáticos. Llama la atención el personaje de Santiago, el mejor de toda la cinta. Es el jardinero de la mansión, el típico personaje tímido e inocente que resulta tremendamente siniestro. Otro aspecto a destacar es la historia de los Valdemar, pues no sólo es muy interesante y atrapa desde el primer momento, sino que está plagada de personajes y sucesos reales de la Norteamérica del siglo XIX, que ayudan a dar un mayor realismo a todo lo que sucede. Entre estos personajes están el famoso ocultista Aleister Crowley; las psicópatas Belle Gunnes y Lizzie Borden; Bram Stoker, el autor de "Drácula" o el mismo Lovecraft en una pequeña y curiosa aparición.
Pero lo que domina por encima de todo es el aspecto estético. La puesta en escena de Alemán es asombrosa y otorga a la película el tono típico del cine americano, hasta el punto de que da la sensación de estar leyendo un auténtico relato de Lovecraft. Vestuario, fotografía y demás aspectos son destacables, pero lo que se lleva la palma son unos efectos visuales de quitarse el sombrero, que a día de hoy siguen siendo algunos de los mejores efectos que he visto en una película española. Todo hace que te metas en la historia desde el primer momento y no puedas salir hasta el final, quedándote con unas ganas locas de conocer la conclusión de la historia en la siguiente película.
"La herencia Valdemar II: la sombra prohibida", un desenlace decepcionante.
Al año siguiente se estrenó "La herencia Valdemar II: la sombra prohibida" (2011), el esperado desenlace de la historia de los Valdemar. Pero ya desde el principio uno comprueba que no va a encontrarse con lo que vio en la anterior película. Para no pillar desprevenidos a los espectadores que se enfrentaban a la historia por primera vez, una voz en off resume los acontecimientos de la primera película, como si se tratara de un episodio de una serie de televisión cutre. La voz está acompañada por imágenes que muestran fragmentos de la película y representan a los distintos personajes como si fueran figuras de un juego de mesa, lo que me pareció un homenaje, no sé si intencionado, a "Las mansiones de la locura", el juego basado también en el universo Lovecraft.
Entiendo que toda esta introducción es necesaria para que los neófitos puedan seguir la historia, pero este inicio contrasta con la perfecta introducción de la historia de la primera parte y es un augurio para lo que vendrá después: un ritual satánico en el que se harán ofrendas humanas; los protagonistas huyendo por una cueva, cual mezcla extraña de la caverna de Gollum y el alcantarillado desenlace de "Species"... Un cúmulo de lugares comunes y situaciones mil veces vistas en el cine de terror, que no hacen más que aburrir. Y es que, si lo más interesante de la película anterior era todo lo que acontecía en el siglo XIX con los Valdemar, y que ocupaba casi todo el metraje, esta parte está casi ausente en "La sombra prohibida", que se desarrolla principalmente en la actualidad, la parte menos interesante de la historia. Eso sí, el guion se guarda un as en la manga. Cuando en el universo Lovecraft te hablan de organizaciones secretas, ritos ancestrales y sacrificios a un dios primigenio, uno ya sabe a quién se están refiriendo, y espera con todas sus ganas que aparezca Él. Y cuando aparece se convierte en la mejor parte de toda la cinta, a pesar de su breve intervención. Es la principal baza de la película y una vez más, el equipo de efectos está a la altura de las circunstancias. Unos escasos minutos que compensan el tedio que genera el resto del largometraje.
En definitiva, la dilogía "La herencia Valdemar", con una primera película fabulosa y una segunda muy floja, no deja de ser un grandísimo homenaje ibérico a la obra de H. P. Lovecraft y al mundo del misterio y de lo oculto. Una auténtica gozada para los amantes del género de terror y del autor americano y un ejemplo de la gran calidad de técnicos de efectos que hay en el cine español. Cien por cien recomendada.
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