Eddie Cambell es un dibujante escocés que pasó a la historia por realizar las ilustraciones de la maravillosa "From Hell", un crudo relato ambientado en la Inglaterra victoriana que desarrolla una de las muchas hipótesis acerca de la presunta identidad de Jack el Destripador. De él ya hablamos largamente en nuestro programa relativo a Alan Moore, el cual podéis escuchar pinchando en este enlace.
Pues bien: resulta que Campbell es también un excelente teórico del cómic y un defensor acérrimo de la novela gráfica como manifestación artística. Tan es así que, en el año 2007, publicó en su excelente blog lo que ha pasado a la historia como "El manifiesto de la novela gráfica", diez puntos con los que Campbell pretende arrojar algo de luz sobre un concepto tan vago como es el de "novela gráfica" mediante la delimitación de las que él cree que son las principales características del género -o "movimiento", tal y como lo considera el propio Campbell-, en la línea de lo que Horacio Quiroga hizo con su "Decálogo del perfecto cuentista"
Personalmente, considero este manifiesto un documento de lectura obligada, ya no solo para los aficionados al género sino también para todos aquellos con inquietudes artísticas y literarias. He aquí el texto completo en su traducción al español, extraído y adaptado del blog "Es muy de cómic"
"Existe tanto desacuerdo (entre nosotros mismos) e incomprensión (por parte del público) acerca del tema de la novela gráfica que ha llegado el momento de establecer unos principios básicos.
1. "Novela gráfica" es un término controvertido, pero, aún así, lo emplearemos, partiendo de la premisa de que por "gráfico" no nos referimos en absoluto a gráficos y de que "novela" no significa nada relativo a las novelas (de la misma manera que "Impresionismo" no es un término aplicable en sentido estricto; de hecho, fue empleado originalmente como un insulto y posteriormente adoptado con una intención desafiante).
1. "Novela gráfica" es un término controvertido, pero, aún así, lo emplearemos, partiendo de la premisa de que por "gráfico" no nos referimos en absoluto a gráficos y de que "novela" no significa nada relativo a las novelas (de la misma manera que "Impresionismo" no es un término aplicable en sentido estricto; de hecho, fue empleado originalmente como un insulto y posteriormente adoptado con una intención desafiante).
2. Puesto que no estamos en modo alguno refiriéndonos a la novela literaria tradicional, no sostenemos que la novela gráfica deba tener las mismas dimensiones o peso físico que esta. En consecuencia, los términos "novella" y "nouvellete" no son aplicables aquí, y sólo contribuyen a confundir y distraer de nuestro objetivo a los espectadores (ver abajo), haciéndoles pensar que estamos creando una versión ilustrada de literatura estándar cuando en realidad tenemos asuntos más importantes que atender; esto es, estamos forjando una nueva forma de arte que no estará atada a las reglas arbitrarias de una anterior.
4. Pese a que el novelista gráfico contempla con respeto los antecedentes de genios y profetas sin cuyo trabajo no podría haber imaginado el suyo propio, no se siente obligado a ponerse a la cola tras el Rake's Progress de William Hogarth cada vez que logra, para sí mismo o para el arte en general, cierta notoriedad.
5. Puesto que el término define un movimiento -o un evento en evolución- más que una forma, no se gana nada definiéndolo o "midiéndolo". Nació hace aproximadamente treinta años, aunque el concepto y el nombre hayan comenzado a sonar desde hace al menos diez. Como aún se está desarrollando, existe una gran probabilidad de que cambie su naturaleza el año que viene por estas mismas fechas.
6. El objetivo del novelista gráfico es hacerse con el formato del tebeo, que se ha convertido en un engorro, y elevarlo a un nivel más ambicioso y significativo. Esto supone, sobre todo, aumentar su volumen, pero debemos evitar abrir debates acerca del tamaño mínimo que debe tener. Si un artista presenta un par de historias cortas como su nueva novela gráfica (como hizo Eisner en Contrato con Dios) no debemos caer en polémicas; sólo hemos de plantearnos si su novela gráfica es un par de buenas (o malas) historias cortas. Si utiliza un personaje que aparece en otra obra -como las varias apariciones de Jimmy Corrigan fuera de la obra que protagoniza; o los trabajos de Gilbert Hernández- o incluso personajes que no queremos que formen parte de nuestra imaginaria "sociedad secreta", no lo despreciemos por ello. Si su libro no se parece mucho a los tebeos tradicionales, tampoco deberíamos lamentarnos. Sólo debemos preguntarnos si esa obra aporta algo al bagaje cultural general de la humanidad.
5. Puesto que el término define un movimiento -o un evento en evolución- más que una forma, no se gana nada definiéndolo o "midiéndolo". Nació hace aproximadamente treinta años, aunque el concepto y el nombre hayan comenzado a sonar desde hace al menos diez. Como aún se está desarrollando, existe una gran probabilidad de que cambie su naturaleza el año que viene por estas mismas fechas.
6. El objetivo del novelista gráfico es hacerse con el formato del tebeo, que se ha convertido en un engorro, y elevarlo a un nivel más ambicioso y significativo. Esto supone, sobre todo, aumentar su volumen, pero debemos evitar abrir debates acerca del tamaño mínimo que debe tener. Si un artista presenta un par de historias cortas como su nueva novela gráfica (como hizo Eisner en Contrato con Dios) no debemos caer en polémicas; sólo hemos de plantearnos si su novela gráfica es un par de buenas (o malas) historias cortas. Si utiliza un personaje que aparece en otra obra -como las varias apariciones de Jimmy Corrigan fuera de la obra que protagoniza; o los trabajos de Gilbert Hernández- o incluso personajes que no queremos que formen parte de nuestra imaginaria "sociedad secreta", no lo despreciemos por ello. Si su libro no se parece mucho a los tebeos tradicionales, tampoco deberíamos lamentarnos. Sólo debemos preguntarnos si esa obra aporta algo al bagaje cultural general de la humanidad.
7. El término "novela gráfica" no debe emplearse para describir un formato comercial (como "libro en rústica", o "tapa dura", o "formato Prestige"). Puede ser un manuscrito inédito, o un serial por entregas. Lo importante es la intención, incluso si la intención llega después de la publicación original.
8. Los asuntos que debe tratar el novelista gráfico abarcan todo lo existente, incluyendo su propia vida. Desdeña la etiqueta de "ficción de género", aunque intenta mantener la mente abierta. Rechaza especialmente la noción -que aún prevalece en muchos círculos, y no sin razón- de que el cómic viene a ser un subgénero de la ciencia ficción o de la fantasía heroica.
9. Al novelista gráfico jamás se le ocurrirá emplear el término "novela gráfica" cuando hable con sus colegas. Por lo general, entre ellos se referirán a "su último libro", "su trabajo en proceso", "ese curro", o incluso "cómic". El término se empleará como emblema o vieja bandera que deberá ondearse ante la llamada a la batalla, o cuando se masculla para preguntar sobre la localización de cierta sección en una librería desconocida. Los editores emplearán el término una y otra vez hasta que signifique aún menos que la nada que ya significa.
Es más: los novelistas gráficos serán muy conscientes de que la próxima generación de historietistas escogerá trabajar en las formas más sencillas posibles y se burlarán de nuestra pomposidad.
10. El novelista gráfico se reserva el derecho a negar parte de o todo lo mencionado anteriormente si ello le supone ventas rápidas".
8. Los asuntos que debe tratar el novelista gráfico abarcan todo lo existente, incluyendo su propia vida. Desdeña la etiqueta de "ficción de género", aunque intenta mantener la mente abierta. Rechaza especialmente la noción -que aún prevalece en muchos círculos, y no sin razón- de que el cómic viene a ser un subgénero de la ciencia ficción o de la fantasía heroica.
9. Al novelista gráfico jamás se le ocurrirá emplear el término "novela gráfica" cuando hable con sus colegas. Por lo general, entre ellos se referirán a "su último libro", "su trabajo en proceso", "ese curro", o incluso "cómic". El término se empleará como emblema o vieja bandera que deberá ondearse ante la llamada a la batalla, o cuando se masculla para preguntar sobre la localización de cierta sección en una librería desconocida. Los editores emplearán el término una y otra vez hasta que signifique aún menos que la nada que ya significa.
Es más: los novelistas gráficos serán muy conscientes de que la próxima generación de historietistas escogerá trabajar en las formas más sencillas posibles y se burlarán de nuestra pomposidad.
10. El novelista gráfico se reserva el derecho a negar parte de o todo lo mencionado anteriormente si ello le supone ventas rápidas".
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